Nuestra Señora de Guadalupe, es
una advocación mariana de la Iglesia católica, cuya imagen tiene su principal
centro de culto en la Basílica de Guadalupe, en el norte de la ciudad de
México.
Conforme a la tradición oral
mexicana, y los múltiples documentos históricos encontrados alrededor del mundo
en distintos archivos, la Virgen María se apareció en cuatro ocasiones a San
Juan Diego Cuauhtlatoatzin en el cerro del Tepeyac, y una quinta ocasión en el
pueblo de Santa María, Tulpetlac en el Estado de México en la cual curó a Juan
Bernardino, tío de san Juan Diego.
El relato guadalupano conocido como Nican
mopohua, tras la primera aparición, la Virgen ordenó a Juan Diego que se
presentara ante el primer obispo de México, Juan de Zumárraga. Juan Diego en la
última aparición de la Virgen llevó en su ayate unas rosas ―flores que no son
nativas de México y que tampoco prosperan en la aridez del territorio― que
cortó en el Tepeyac, según la orden de la Virgen. Juan Diego desplegó su ayate
ante el obispo Juan de Zumárraga, dejando al descubierto la imagen de la Virgen
María, morena y con rasgos mestizos.
San
Juan Diego Cuauhtlatoalzin
Según la tradición católica, el
santo Juan Diego Cuauhtlatoatzin nació en 1474 en Cuauhtitlán, entonces reino
de Texcoco, perteneciente a la etnia de los chichimecas. Su nombre era
Cuauhtlatoatzin, que en su lengua materna significaba ‘águila que habla’, o ‘el
que habla con un águila’. Cuauhtlatoatzin murió en 1548, con fama de santidad.
El 6 de mayo de 1990, en la
Basílica de Guadalupe (México), Juan Pablo II presidió la solemne beatificación
de Cuauhtlatoatzin. En la homilía, el papa indicó cómo «las noticias que de él
nos han llegado elogian sus virtudes cristianas: su fe simple [...], su
confianza en Dios y en la Virgen; su caridad, su coherencia moral, su
desprendimiento y su pobreza evangélica. Llevando una vida de eremita, aquí
cerca de Tepeyac, fue ejemplo de humildad».3 Juan Pablo II tituló a Juan Diego
Cuauhtlatoatzin «el confidente de la dulce Señora del Tepeyac.
El miércoles 31 de julio de 2002,
Juan Diego Cuauhtlatoatzin fue canonizado por el propio Juan Pablo II en una
celebración realizada en la ciudad de México, durante uno de sus viajes
apostólicos.
Origen
del culto a la Virgen de Guadalupe
La tradición católica cree que la
aparición de la imagen de la Virgen de Guadalupe fue en el año 1531, diez años
después de la caída de México-Tenochtitlan en manos de los españoles. Esta
fecha aparece registrada en el Nican mopohua (uno de los capítulos que integran
el Huei tlamahuizoltica, obra en lengua náhuatl publicada por Luis Lasso de la
Vega) y que la tradición atribuye al indígena Antonio Valeriano.
La Iglesia católica argumenta que
la tela del ayate sobre el que está la imagen de la Virgen es de fibra vegetal
de maguey. Por su naturaleza, esta fibra se descompone por putrefacción en
mucho menos de medio siglo. Así ha sucedido con varias reproducciones de la
imagen que se han fabricado con tejido de maguey. El ayate, sin embargo, ha
resistido más de 480 años.
La
festividad de Guadalupe
La fiesta de la Virgen se celebra
el 12 de diciembre. La noche del día anterior, las iglesias en todo lo ancho y
largo del país se colman de fieles para celebrar una fiesta a la que llaman
«las mañanitas a la Guadalupana» o serenata a la Virgen. El santuario de
Guadalupe, ubicado en el cerro del Tepeyac en la ciudad de México, es visitado
ese día por más de 5 millones de personas.
Se tiene por costumbre que tales
peregrinaciones no solo incluyan fieles y organizadores, sino danzantes
llamados matlachines, quienes lideran las procesiones hasta llegar a la
basílica.
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